Una 
                  nueva Hora de Gracia
                carta 
                  pastoral de Don Samuel Ruiz
                I.- 
                  Introducción. 
                Una 
                  nueva Hora de Gracia se vislumbra después del intenso 
                  caminar que nuestra nación, los pueblos indígenas 
                  y Chiapas han vivido en los últimos diez años. 
                  Ya en agosto de 1993 expresaba en mi carta dirigida al Romano 
                  Pontífice, la angustia que por las condiciones de injusticia 
                  y marginación, agobiaba a las comunidades indígenas 
                  de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas; 
                  pero también señalaba las luces de esperanza que 
                  iluminaban senderos del futuro.
                a.- 
                  En esta nueva Hora de Gracia, al mirar los "signos de los 
                  tiempos" de una nueva etapa por la que hemos de peregrinar, 
                  en fidelidad a nuestra esperanza de una Tierra Nueva para todas 
                  y para todos, descubro que: mi condición de Obispo Emérito 
                  me apremia a sentirme como tal, dentro de la Iglesia y para 
                  la Iglesia; me impulsa a seguir atento a la voz de los pobres, 
                  llevando al mismo tiempo en mi corazón, la solicitud 
                  por todos los cristianos y por todas las iglesias del mundo 
                  (1); me exige compartir mi pensamiento de fe, alimentado a su 
                  vez por la palabra de comunidades, organizaciones y personas, 
                  cuya acción ha sido central en el proceso histórico 
                  del que todos somos parte.
                b.- 
                  Hablo ahora desde otra dimensión. No es que el conflicto 
                  que se vive en Chiapas se haya resuelto, ni que haya perdido 
                  su importancia. Es que la Paz no será construida sólo 
                  sobre la base de esfuerzos nacionales, cuando sus causas son 
                  cada vez más globales y aluden a la urgencia de un cambio 
                  profundo en el sistema económico y político dominante.
                c.- 
                  No es que haya recibido yo un mensaje, o un encargo especial, 
                  sino que en el 44° aniversario de mi consagración episcopal, 
                  habiendo sido bendecido como peregrino con los pueblos indígenas 
                  y como miembro de una Iglesia que se esfuerza por hacer suyas 
                  las tristezas, las angustias, los dolores, las alegrías 
                  y las esperanzas del pueblo (G. S. 1) percibo, con otros muchos, 
                  las señales de una etapa nueva de la humanidad, y me 
                  quema la urgencia de sumar mi clamor al de ellos, para hacer 
                  patentes, a quienes quieran verlos, estos inconfundibles "signos 
                  de los tiempos" de este singular "paso del Señor" 
                  sobre el "Nuevo Pueblo de Dios" que va en pos de Cristo 
                  Resucitado.
                d.- 
                  No puedo, por otra parte, dejar de ver y señalar el recrudecimiento 
                  de ciertas consecuencias negativas que ha traído el sistema 
                  neoliberal dominante: La globalización, ha sido enseñoreada 
                  por modelos de la economía y de la política que, 
                  desligados de la ética, agudizan la desigualdad económica 
                  y profundizan la injusticia. Las actuales estructuras dominantes 
                  han traído frustración, exclusión y muerte 
                  para la mayoría de los pueblos. Habiéndose introducido, 
                  además, la inaceptable y demagógica guerra denominada 
                  "preventiva", se causó serio deterioro a los 
                  derechos humanos y a la humanidad como tal, reduciendo o debilitando 
                  las Instancias Mundiales destinadas a velar por la paz. Las 
                  derivaciones destructivas de ello están presentes en 
                  todos los Continentes, con un flujo creciente de las migraciones 
                  y con la evidencia de que las promesas de disminuir significativamente 
                  la pobreza, están muy lejos de cumplirse. Estas repercusiones 
                  ensombrecen el panorama mundial, acrecentando la dependencia 
                  de unos países para con otros son señales de muerte.
                e.- 
                  Precisamente sobre este trasfondo oscuro por el que caminan 
                  los pueblos, constato que hay signos de esperanza, que resplandece 
                  la luz de las señales de vida y la presencia fecunda 
                  de la Palabra Divina que ha inspirado, a tantas personas y comunidades, 
                  en su búsqueda de la justicia y la paz.
                II.- 
                  SEÑALES DE VIDA.
                1.- 
                  La estatua del Sistema, se derrumba. 
                No 
                  obstante que la globalización neoliberal se presenta 
                  como una oportunidad histórica única, como un 
                  proyecto fundamental definido y definitivo, y como el último 
                  viable en la historia, lleva ya dentro de sí las contradicciones 
                  y debilidades que lo conducen a su muerte:
                + 
                  al acelerar peligrosamente el consumo de materias primas no 
                  renovables, y usar indiscriminadamente sustancias químicas, 
                  causa un daño que amenaza seriamente la subsistencia 
                  del planeta, y lo obliga, por ende, a modificar su rumbo; 
                + 
                  al promover, para subsistir, un aumento constante de la producción, 
                  cuando introduce para ello la automación, desplaza un 
                  ingente número de trabajadores y disminuye el conjunto 
                  de consumidores de su producción; + al absorber a los 
                  Países del mundo para convertirlos en un supermercado, 
                  donde todo tenga un letrero que diga: "se vende", 
                  concentra el poder económico en las cúspides sociales, 
                  causa un desequilibrio económico y finalmente la ruina, 
                  propiciando así el auge de una oposición conjunta; 
                  
                + 
                  finalmente, al dirigir las "conquistas" últimas 
                  de la técnica por derroteros cada vez más deshumanizadores, 
                  aumenta el rechazo general motivado por las consecuencias negativas 
                  que trae consigo. Contra los pies de la estatua, grande, brillante 
                  y de aspecto terrible, como aparece este sistema, viene descendiendo 
                  ya, desde el monte de la historia, una piedra que la convertirá 
                  en polvo que el viento llevará, sin dejar rastro alguno. 
                  "El Dios del cielo establecerá un reino que jamás 
                  será destruido..." (Cfr. Daniel 2, 31-44).
                2.- 
                  Una sociedad sin guerra.
                Una 
                  señal evidente del encaminamiento a una nueva época, 
                  ha sido la movilización mundial de rechazo a la invasión 
                  emprendida contra Irak por Estados Unidos y sus aliados. Se 
                  ha manifestado un movimiento civil mundial enormemente potente, 
                  que en su convocatoria y resultados rebasa los movimientos de 
                  masas clásicos, por su fuerza, su coherencia en la protesta 
                  y en la propuesta. Hemos contemplado el hecho más masivo 
                  de la historia de la humanidad. Se ha puesto en evidencia que 
                  este modelo de desarrollo, para existir necesita robar y para 
                  robar necesita matar. Y los dirigentes del mundo unipolar y 
                  trasnacional, han tenido la inesperada sinceridad de haberlo 
                  dicho y hecho sin ningún disimulo. Estos acontecimientos 
                  hacen patente el creciente alejamiento que hay entre los gobiernos 
                  y los pueblos, entre la sociedad civil y la sociedad política. 
                  Ante las nuevas armas y sus enormes e indiscriminados efectos 
                  destructivos que sobrepasan los límites de la legítima 
                  defensa, es preciso examinar la guerra y la Paz con mentalidad 
                  totalmente nueva. "...Debemos procurar con todas nuestra 
                  fuerzas, preparar una época en que pueda ser absolutamente 
                  prohibida, por acuerdo de las naciones, cualquier guerra. Esto 
                  requiere el establecimiento de una autoridad pública 
                  universal reconocida por todos, con poder eficaz para garantizar 
                  la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de 
                  los derechos.... La paz ha de nacer de la confianza de los pueblos 
                  y no debe ser impuesta a las naciones por el terror de las armas; 
                  por ello, todos han de trabajar para que la carrera de armamentos 
                  cese finalmente, para que comience ya en realidad la reducción 
                  de armamentos, no unilateral, sino simultánea, de mutuo 
                  acuerdo, con auténticas y eficaces garantías" 
                  (G. S. 82, párrafo 1). Luchar por la paz significa no 
                  sólo oponerse a la guerra o tomar una posición 
                  pacifista simple; sino tomar una posición integral que, 
                  pasando por cuestionar al sistema capitalista neoliberal, nos 
                  interpele también en la justificación de la violencia, 
                  como si fuera ésta el único camino para enfrentar 
                  la injusticia. Al reflexionar seriamente la posición 
                  del propio Cristo, que proclamó su mandamiento nuevo 
                  de amar al prójimo como él nos amó y de 
                  amar inclusive a nuestros enemigos (Mat. 4, 38-48; Luc. 6, 27-35), 
                  se concluye que es la no-violencia activa, la real alternativa 
                  para construir una sociedad donde quepan todas y todos, sin 
                  que se tenga que sacrificar a nadie para conservar la paz y 
                  el orden. Los humildes y sencillos son los más abiertos 
                  a este mensaje, pues ellos han vivido en carne propia la violencia 
                  que se ejerce a través de la guerra y la injusticia. 
                  La noviolencia nos invita a estar de lado de las víctimas 
                  generadas por cualquier sistema, gobierno, sociedad o comunidad. 
                  Jesús nos llama a ser sus defensores aunque en ello tengamos 
                  que recorrer su propio camino: el de la Cruz. La pregunta que 
                  Dios nos hará al final de nuestra existencia será: 
                  ¿De qué lado estuvimos? ¿A quién defendimos? ¿Por 
                  quién optamos?. Preguntas que nadie, ni los poderosos, 
                  podrán eludir al final de su vida (Mat. 25, 31-46).
                3.- 
                  Otro mundo es posible.
                Las 
                  consecuencias negativas de este sistema neoliberal, han impulsado 
                  la manifestación creciente del rechazo al mismo. "El 
                  sistema acentúa todos los días y todas las noches 
                  su carácter genocida, destruyendo las condiciones de 
                  vida y de dignidad de la humanidad presente y amenazando la 
                  sobrevivencia de la humanidad futura". Dentro del propio 
                  sistema "crece incesantemente su carácter ecocida, 
                  contaminando y destruyendo la naturaleza y caminando fatalmente 
                  hacia una catástrofe ambiental. Una alternativa es urgente 
                  porque el sistema no se limita a destruir la vida, sino sofoca 
                  también las razones de vivir, operando como un rodillo 
                  compresor de los valores, culturas y espiritualidad".(2). 
                  Es impresionante la sola mención de las numerosas manifestaciones 
                  (desde Seattle 1999, hasta Cancún 2003) y del creciente 
                  número de participantes en ellas, que han ido manifestando 
                  su rechazo al sistema dominante, su convicción de que 
                  otro mundo es necesario, de que otro tipo de sociedad es posible 
                  y de que es urgente. De manera convergente se han ido tejiendo 
                  en nuestro México, en diferentes Estados y en Chiapas 
                  mismo, redes de organismos y asociaciones que, con una transformación 
                  interna, asumen también la tarea de señalar caminos 
                  nuevos. Todo es ya un estrepitoso grito que con gran sufrimiento 
                  de por medio, empieza a tener resonancia en los propios organismos 
                  internacionales. Se anuncia ya una sociedad cuya unidad no tenga 
                  un carácter monolítico, como lo impone la globalización; 
                  sino donde se comprenda y ejerza el derecho a ser sujeto de 
                  su propia historia, y se acepten las identidades específicas; 
                  donde se reconozca la autonomía de las naciones y de 
                  los pueblos originarios con su unidad y su diversidad. Se caracterizaría 
                  esa nueva sociedad por aceptar la reivindicación del 
                  derecho de autodeterminación que significa rescate de 
                  la identidad cultural con sus valores y que supone la recuperación 
                  de la memoria histórica; autodeterminación que 
                  exige un modelo alternativo al neoliberalismo en el cual los 
                  protagonistas sean los mismos pueblos; autodeterminación 
                  que demanda la integración y la igualdad de la mujer. 
                  En este nuevo modelo de unidad deben desaparecer las desigualdades 
                  indebidas, los más débiles deben de ser protegidos 
                  por el resto y, como en el cuerpo, todos los miembros deben 
                  procurar el bien común, animados por el mismo Espíritu 
                  (1ª. Cor. 12, 12-31). "Nuestra salvación está 
                  ahora más cerca.... La noche avanza; está cerca 
                  el día" (Rom. 13, 11).
                4.- 
                  Emergencia de "los pobres".
                Dentro 
                  del conjunto de señales o manifestaciones mundiales diversas 
                  que están actuando hacia la construcción de otro 
                  mundo, se destaca la emergencia de "los pobres", de 
                  "los pueblos indígenas" y de los movimientos 
                  sociales. La pobreza agudizada por este sistema dominante, provoca 
                  un proceso colectivo de toma de conciencia de la globalización 
                  de los derechos humanos. Mientras arriba se globaliza el poder, 
                  abajo se globalizan los derechos y se articulan los movimientos 
                  sociales. La gente no sólo contempla las diferencias 
                  sociales en que ella vive, sino que también, al escuchar 
                  los mensajes igualitarios, alimenta una legítima aspiración 
                  de incrementar sus "estándares" de vida; por 
                  lo que la dimensión ética de los derechos económicos, 
                  sociales y culturales, rebasan ya los límites de una 
                  localidad, de una nación o de una región. Se da 
                  así una irrupción generalizada de los pobres dentro 
                  del proceso de globalización con la conciencia clara 
                  de que hay que cambiar este sistema y de que sí hay alternativas 
                  para cambiarlo. Se visualiza con esperanza la fuerza globalizadora 
                  de los excluidos, que no aceptan que este sistema sea el definitivo, 
                  sino que vehementemente expresan que otro sistema, donde la 
                  justicia y la verdad resplandezcan, es urgente, y posible; sistema 
                  en el que lo constitutivo no sea la concentración del 
                  lucro, sino la distribución de los recursos; en el que 
                  no sea el individualismo egoísta, sino la dimensión 
                  comunitaria y el respeto a la dignidad humana lo que esté 
                  por encima del valor de lo económico. Los pobres y los 
                  pueblos indígenas, son exponente claro de la toma de 
                  conciencia de la identidad étnica y cultural opuesta 
                  a la homogenización, a la que nos conduce la globalización 
                  actual; ellos son los actores eficazmente presentes en la transformación 
                  de varios Países del Continente; ellos están inyectando 
                  una dosis de "valor comunitario" a un sistema infectado 
                  de un nocivo individualismo; ellos enarbolan la bandera de la 
                  dignidad humana y del derecho individual y colectivo, denegado 
                  por este sistema neoliberal; ellos son el tronco que conserva 
                  la esperanza de la construcción de una sociedad alternativa, 
                  fundada en el reconocimiento y respeto a la diferencia, y son 
                  "el resto" que contiene una visión que mira 
                  la diversidad, como un conjunto de nuevas riquezas y potencialidades 
                  para el desarrollo humano Esto no es un sueño irreal 
                  e irresponsable; sino que es un grito de esperanza que encierra 
                  la propuesta mencionada y que aglutina ya el sentir de millones 
                  de seres humanos, y es la respuesta de los movimientos sociales 
                  a la globalización. Cuando Cristo, el Hijo de Dios, se 
                  hizo hombre y sobre todo en su pasión y muerte llegó 
                  a la máxima expresión de la pobreza, nos dio la 
                  razón por la cual los pobres merecen una atención 
                  preferencial, cualquiera que sea la situación moral o 
                  personal en que se encuentren. Son los pobres los primeros destinatarios 
                  de la misión, y su evangelización es por excelencia, 
                  señal y prueba de la misión de Jesús (Puebla 
                  1142). Cobra así ante nuestros ojos vigencia histórica, 
                  la palabra de Jesús: "de los pobres es el Reino 
                  de los cielos" (Lc. 6,20).
                5.-Solidaridad 
                  mundial.
                Somos 
                  testigos de una inesperada y recíproca solidaridad mundial. 
                  Se ha llegado a dicho momento por un proceso gradual que ha 
                  tenido varias etapas. Reuniones, Encuentros, Foros, etc., han 
                  hecho común el análisis que evidencia la relación 
                  de causalidad estructural y dominadora, con la que el sistema 
                  neoliberal vincula al primer mundo con el tercero, en los aspectos 
                  económicos y políticos. "Pero la nueva solidaridad 
                  internacional se caracteriza por la conciencia de la convergencia 
                  en escala mundial, de los sufrimientos, problemas, reivindicaciones 
                  y esperanzas que caracterizan la era de la globalización 
                  neoliberal. Era en la cual se está transformando profundamente 
                  el sentido del conflicto Norte-Sur, dado que se están 
                  constituyendo y reforzando zonas del Sur al interior del Norte 
                  y del Norte al interior del Sur. La solidaridad internacional, 
                  por tanto no es ya más el sostén de una causa 
                  justa pero lejana; es una movilización, impuesta por 
                  los procesos de globalización, en una batalla común 
                  de dimensiones mundiales, contra el neoliberalismo, en la que 
                  está en juego el futuro de la humanidad! (3). El acontecimiento 
                  trágico de las torres gemelas el 11 de septiembre, y 
                  las decisiones que a partir de ese evento se han tomado, han 
                  estimulado la conciencia de que "primero" y "tercer 
                  mundo", navegan en el mismo barco y que las consecuencias 
                  negativas de este sistema piden urgentemente a gritos, un cambio 
                  de sociedad. Desde el tercer mundo se está ofreciendo 
                  a la humanidad una visión alternativa y un proyecto de 
                  humanización de la economía y las relaciones internacionales, 
                  que son un aporte de valor incalculable para las sociedades 
                  que creen tenerlo todo. Todo esto nos hace percibir, no sólo 
                  la vulnerabilidad y caducidad del sistema imperante; sino que 
                  ya está en marcha la construcción de un mundo 
                  nuevo en el que los marginados son los protagonistas y vemos 
                  que los que eran considerados como los últimos, serán 
                  los primeros. (Luc. 13, 29 s.).
                6.- 
                  Corresponsabilidad política.
                Hemos 
                  visto que, de muy diversas maneras, se ha manifestado una efervescencia 
                  de la sociedad mexicana y que, inesperadamente, en un proceso 
                  intenso de los dos recientes años, numerosas Organizaciones 
                  Sociales y Civiles han decidido buscar formas nuevas de unidad 
                  y articulación, motivadas inicialmente por la solidaridad 
                  con los acontecimientos de Chiapas y posteriormente estimuladas 
                  por la reacción mundial de rechazo hacia la guerra. Así 
                  surge un movimiento de la sociedad civil contra el sistema Neoliberal 
                  que viene desarrollando una febril actividad, de reuniones y 
                  de actividades coordinadas de creciente envergadura. Por otra 
                  parte no puede esconderse la corresponsabilidad política 
                  generalizada, en individuos, gremios, sectores, organismos, 
                  poblaciones y regiones, que vienen actuando en reclamo y defensa 
                  de sus derechos; así como en solidaridad con los que 
                  son víctimas de atropellos, padeciendo ellos mismos humillaciones 
                  y violencias. La apatía generalizada de la población 
                  quedó en el pasado. Existe ahora un potencial esperanzador 
                  que se va aglutinando, consciente de su responsabilidad histórica. 
                  
                7.- 
                  Una nueva organización social en marcha.
                Al 
                  haberse evidenciado el divorcio entre pueblo y autoridades en 
                  las diferentes naciones, se ve la posibilidad real de que los 
                  procesos electorales, en vez de que se lleven a cabo mediante 
                  los partidos políticos, sean más bien a través 
                  de mecanismos civiles alternativos. Esto exigirá a la 
                  sociedad que siga organizándose en redes de agrupaciones 
                  civiles y le permitirá una presencia más activa 
                  que la representación partidaria, con la posibilidad 
                  de un diálogo más real y constante con las Autoridades, 
                  y no limitado únicamente a los tiempos electorales. Será 
                  un avance en el proceso de democratización, en el cual 
                  la corresponsabilidad y la participación de la comunidad 
                  se vivirá más profundamente. Este proceso de cambio 
                  no lo visualizamos como si fuera a darse de manera repentina; 
                  sino que constatamos cómo caminan al parejo los diferentes 
                  actores en el movimiento del conjunto. Vemos estos acontecimientos 
                  con "...la convicción de que el Espíritu 
                  del Señor, como artífice de la esperanza cristiana, 
                  va desplegando su fuerza y su sabiduría en la comunidad 
                  que discierne y se compromete en iniciativas que asumen a la 
                  persona como valor supremo de la creación". (4).
                8.- 
                  La Paz con Justicia y dignidad.
                Encuadrado 
                  en el nuevo contexto mundial, se cumple el décimo aniversario 
                  del conflicto armado no resuelto que ha incidido en la evolución 
                  de nuestra Patria. Es a todas luces evidente que, a pesar de 
                  no haberse resuelto el conflicto en sus causas, el esfuerzo 
                  por construir la Paz con Justicia y Dignidad –en el que los 
                  actores han sido múltiples y diversos- es un patrimonio 
                  común de toda la nación y ha aportado avances, 
                  logros y nueva conciencia. Sin ser el factor único, el 
                  levantamiento del EZLN y su posterior evolución política 
                  favoreció la conciencia y la organización de muchos 
                  de los pueblos indígenas de México; facilitó 
                  el surgimiento de una nueva conciencia en el País respecto 
                  a los derechos y significado de los indígenas; animó 
                  el crecimiento y la participación de la sociedad civil; 
                  retó a la sociedad política a buscar caminos nuevos; 
                  incidió en algunos de los pocos avances en la reforma 
                  del Estado; hizo más visible la necesidad de transformación 
                  de las instituciones y de las relaciones sociales y económicas; 
                  evidenció las graves deficiencias del sistema político 
                  mexicano y el largo camino que falta por recorrer para tener 
                  una democracia digna; exigió una respuesta responsable 
                  (todavía pospuesta), a las causas del conflicto por parte 
                  de los poderes del Estado; cuestionó a las iglesias sobre 
                  su disponibilidad histórica en la búsqueda de 
                  la justicia; puso en la palestra internacional el tema de los 
                  pueblos indios en el mundo y la denuncia del sistema neoliberal 
                  y sus consecuencias. Sin embargo, insistimos, los avances de 
                  México en este decenio son patrimonio de todas las personas 
                  e instituciones que han dado su aporte, tanto en el proceso 
                  de Paz como en las múltiples luchas políticas 
                  y sociales que han tenido lugar. Un avance necesario hacia la 
                  Paz para Chiapas y para México requiere de todos la voluntad 
                  (manifestada en los hechos), de impartir la justicia, de erradicar 
                  la impunidad, de evitar la violencia, de vivir la congruencia 
                  entre los principios y las acciones. Ya se da esto embrionariamente, 
                  al grado de que podamos decir que "el Reino de Dios está 
                  ya en medio de nosotros, pero todavía "en misterio" 
                  y en crecimiento. Es como una semilla imperceptible, como la 
                  levadura en la masa, como el trigo entre la cizaña..." 
                  (5).
                9.- 
                  Diálogo interreligioso.
                Las 
                  fenómenos migratorios producto de la globalización 
                  y de los conflictos bélicos, así como la manifestación 
                  creciente de la toma de conciencia de la identidad étnica, 
                  están haciendo imprescindible un diálogo interreligioso, 
                  más allá del diálogo ecuménico que 
                  se realiza entre cristianos. En efecto: somos testigos de cómo 
                  desde hace años se viene incrementando el desplazamiento 
                  de población latinoamericana y caribeña (incluyendo 
                  un número creciente de indígenas), mayoritariamente 
                  hacia Estados Unidos y Canadá e igualmente, por las situaciones 
                  económicas, las tensiones políticas y las convulsiones 
                  bélicas, también crecen las migraciones de gente 
                  de los Países del Este y del África, hacia Europa. 
                  Al propio tiempo, emergen los aborígenes como "sujetos" 
                  de su propia historia, conscientes de su identidad étnica 
                  largamente desconocida y aplastada, recuperando sus lenguas 
                  y valores culturales, lo que demanda de sus religiones precolombinas, 
                  aún vigentes, y del cristianismo, un diálogo que 
                  no se dio quinientos años hace; y, mientras tanto, se 
                  intenta imponer al mundo una lectura falaz que explique el terrorismo 
                  como resultado de una intransigencia religiosa. Todo lo cual 
                  refuerza las iniciativas de un diálogo entre las religiones, 
                  que ya se venía dando. "Las cuestiones que preocupan 
                  a las iglesias de "los dos tercios del mundo", se 
                  han convertido gradualmente en preocupaciones de primera importancia 
                  para la agenda teológica de todo el mundo". Por 
                  lo demás: por una parte, situaciones que preocupan en 
                  el "tercer mundo" a la Teología de la liberación, 
                  han surgido en segmentos deprimidos de la misma sociedad del 
                  primer mundo; mientras que, por la otra, el encuentro de las 
                  culturas y de las religiones se está convirtiendo en 
                  un hecho concreto en las mismas naciones del primer mundo, lo 
                  que hace que el debate teológico sobre las otras religiones, 
                  se haya convertido en un interés primario al interior 
                  de las mismas iglesias del mundo occidental. La emergencia de 
                  los pobres y la opción por ellos, interpela finalmente 
                  a los miembros de todas las religiones. Aun conscientes de que 
                  debemos reconocer las actitudes negativas que hemos tenido por 
                  casi 20 siglos hacia las otras religiones, hay un enorme cambio 
                  por el que hemos atravesado en los últimos años 
                  reflexionando sobre las principales cuestiones suscitadas por 
                  el pluralismo religioso, sobre todo en el papel positivo de 
                  las otras religiones para la salvación de sus miembros, 
                  que se ha convertido ya en objeto de reflexión teológica 
                  bajo el aspecto de la "historia de la salvación". 
                  Y cabe mencionar, por último, las "praxis" 
                  recientes inspiradas en las posiciones teológicas del 
                  Concilio Ecuménico Vaticano II. Dado que los cristianos 
                  y los miembros de otras tradiciones religiosas participan de 
                  la realidad del Reino de Dios, están también destinados 
                  a construirlo juntos en la historia hasta su plenitud teológica. 
                  En este contexto el diálogo tiene una dimensión 
                  constitutiva de evangelización, que nos lleva a reconocer 
                  la fuerza unificadora del Espíritu, activa en la oración 
                  sincera de los miembros de diferentes religiones. (6).
                10.-Retos 
                  de la esperanza.
                Todas 
                  estas señales nos están pidiendo nuevas tareas: 
                  Sumarnos, ante todo, a lo que nos demandan estas señales, 
                  porque son señales del "paso de Dios" por la 
                  historia, manifiestan su presencia y nos guían hacia 
                  el advenimiento de su Reino.
                + 
                  Trabajar incansablemente por establecer la justicia y el derecho 
                  en un nuevo orden mundial, para consolidar una Paz inalterable 
                  y duradera, y así conjurar definitivamente el flagelo 
                  de la guerra.
                + 
                  Continuar construyendo el nuevo modelo de la unidad, con el 
                  respeto a las diferencias y a los derechos de los más 
                  pequeños, así en la sociedad, como en el seno 
                  de las diferentes confesiones religiosas.
                + 
                  Apoyar las tareas de protección y conservación 
                  de la tierra, hogar común y herencia para las generaciones 
                  del siglo que recién comienza.
                + 
                  Participar, según el lugar que tenemos social y religiosamente, 
                  en la construcción de ese "otro mundo
                posible". 
                  
                + 
                  Sumarnos a los esfuerzos locales, nacionales e internacionales 
                  que caminan ya por senderos de luz y
                esperanza 
                  renovada.
                + 
                  Trabajar infatigablemente por el reconocimiento de los derechos 
                  humanos.
                + 
                  Colaborar con el Padre en esta NUEVA HORA DE GRACIA: en su obra 
                  siempre creadora y siempre redentora, manifestada en esos brotes 
                  tiernos que prometen buenos y abundantes frutos...
                A 
                  María Santísima de Guadalupe, Madre nuestra y 
                  Reina de este Continente, le pedimos siga escuchando nuestras 
                  súplicas, enjugando nuestro llanto y acompañándonos 
                  en la construcción del templo de la Nueva Sociedad, en 
                  la que los Marginados tienen reservado un lugar especial.
                + 
                  Samuel Ruiz G.
                  Obispo Emérito de S. Cristóbal de las Casas, Chis.
                Querétaro, 
                  Qro. 25 de Enero de 2004.
                
                Notas:
                 
                  1.- (Pastores Gregis. J Pablo II, Oct. 16, 2003. N° 1)
                2.- 
                  (Resistenza e Alternativa. Giulio Girardi. Edizioni Rosso. Pág. 
                  13, párrafo 2).
                3.- 
                  (Resistenza e alternativa. Giulio Girardi. Edizioni Rosso § 
                  p.200).
                4.- 
                  (Globalización y Nueva Evangelización en América 
                  Latina y el Caribe. CELAM 1999-2003. N° 523).
                5.- 
                  (Globalización y Nueva Evangelización en América 
                  Latina y el Caribe. Reflexiones del CELAM 1999-2003 N° 207).
                6.- 
                  (Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso. 
                  JACQUES DUPUIS. Brescia 2000. págs. 5-7 y 480 ss.).