Martires de El Salvador

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alfonso Acevedo (Foncho)

12 de Septiembre de 1982


Catequista, mártir de la fe y del servicio a los desplazados de El Salvador. Agente de pastoral de 46 años, padre de ocho hijos. Asesinado de tres balazos en la cabeza, después de ser brutalmente torturado. "Foncho", como todos lo conocen, es jefe de publicidad del periódico "La Prensa Gráfica", de San Salvador. Pero, fundamentalmente, es un cristiano que hace las veces de "párroco" en San Antonio Abad, desde que la persecución a la Iglesia dejó sin sacerdote a esa populosa barriada de la capital.

Desde hace más de diez años "Foncho" es el gran servidor y animador de la comunidad: huérfanos, viudas y desplazados por la guerra constituyen su preocupación constante. Además, prepara las celebraciones litúrgicas, busca sacerdotes para presidir la eucaristía y administrar los sacramentos. Por su entrega, preparación y experiencia es el responsable del equipo de pastoral local. Y ese es su gran delito. Y como a un delincuente lo sacan de su casa, a las dos de la mañana, varios hombres uniformados, que le vendan los ojos y le amarran las manos a la espalda. Al amanecer, sus amigos encuentran su cuerpo en el otro extremo de la ciudad.

En la eucaristía celebrada en su casa, en torno a "Foncho" martirizado, su esposa, sus hijos, sus amigos, los cristianos de la comunidad, dan testimonio de su fe y de sus obras. En la gran basílica del Sagrado Corazón se celebra otra eucaristía, presidida por el obispo auxiliar y cuatro sacerdotes. Allí se reúnen todas las comunidades cristianas de San Salvador con flores, cantos y oraciones para aclamar al nuevo mártir de la Iglesia salvadoreña. Junto a "Foncho" recuerdan a cinco agentes de pastoral desaparecidos y a tres jóvenes de las comunidades cristianas asesinados por esos días en la capital. El cuerpo de "Foncho" descansa ahora junto al de otro mártir, el sacerdote Octavio Ortiz, en la iglesia de San Antonio Abad. "Foncho era para mí un ejemplo, él me predicaba y me edificaba. Con él tenemos un nuevo santo en el cielo. Cuando recemos tenemos que pedirle que ruegue al Señor por los hermanos que aún continuamos aquí", dijo el obispo.




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